El año pasado cuando el calor planeaba sobre nuestras cabezas os presenté un par de recetas para preparar sopas frías, y como ya han vuelto las altas temperaturas qué mejor que una crema fría y ligera. La combinación de elementos de hoy no es arriesgada, la receta no es complicada y os aseguro que es muy refrescante.
Ingredientes para 4 comensales
350 gr Calabacín
150 gr Cebolla
160 gr Ricotta
Agua de botella
Aceite de oliva
Sal
Pimienta
Crocant de almendra
Elaboración
-Pelaremos y cortaremos la cebolla. La pocharemos en una olla con aceite.
-Cuando la cebolla esté pochada (color parduzco y brillante) agregaremos el calabacín cortado. Previamente, al calabacín le retiraremos la parte blanca central donde hay las semillas, no olvidemos que al pepino se lo hacemos y estas verduras comparten familia.
-Coceremos el calabacín hasta que empiece a ablandarse, momento en el que lo cubriremos con agua, agregaremos la sal y la pimienta y herviremos durante 5 minutos.
-Trituraremos, pasaremos por un colador y rectificaremos de sal y pimienta. Reservaremos en la nevera.
Servicio
Cuando la crema este bien fría la serviremos en un bol o plato hondo con una cucharada de ricotta, espolvorearemos el crocanti, unas escamas de sal y daremos brillo con un poco de aceite de oliva.
Trucos
Para que la cebolla se nos poche antes podemos agregar un poco de sal, esto sirve para la gran mayoría de verduras pero si lo hacéis debéis estar al tanto para no pasarse en el punto de sal.
La verduras en general suelen perder mucho color al cocinarlas, en especial a la hora de hacer cremas, si al triturarlas queréis darle un color verde más intenso, antes de colarlas agregad un puñado de hojas de espinaca, mezclar y dejar reposar un minuto. Volver a triturar y seguir con el proceso, la clorofila de la espinaca se encargará de dar un tono verde más pronunciado.
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